viernes, 6 de noviembre de 2009

¿INDIGENTES, BASURIEGOS O RECICLADORES?


Por tratarse de personas que no cuentan con ingresos suficientes para cubrir una canasta de alimentos capaz de satisfacer un umbral mínimo de necesidades energéticas y proteicas, esta es una de las comunidades más marginada dentro de los sectores marginados, es el de aquellos que por distintas circunstancias viven de escarbar en las basuras. Estas personas son comúnmente denominadas por el grueso de la sociedad con términos como indigentes o basuriegos, términos peyorativos que conllevan una alta dosis de desprecio y que los coloca en la misma condición del material que trabajan: las basuras. Este grupo humano es el resultado de factores que confluyen en un país como el nuestro: los mencionados procesos de industrialización y desarrollo, la creciente migración de familias desplazadas del campo a la ciudad que engrosan los cinturones de miseria y que al no encontrar otras alternativas de sostenimiento, se dedican a la economía del rebusque en los basureros, rellenos sanitarios, ríos, calles y canecas; otras razones por las que algunas personas llegan a esta condición son la desintegración del núcleo familiar y la drogadicción.

En los últimos tiempos se ha producido un cambio de mentalidad y de tratamiento del problema de las basuras, cambio de mentalidad y de tratamiento que implica también transforma la visión que tenemos del trabajador de los desperdicios; pues de ser un material sin ningún valor, las basuras pasan a ser fuente de producción de excedentes económicos y de riqueza, de las cuales se obtienen beneficios para la misma industria que las producen, para la economía y para miles de familias que sólo encuentran en ellas una posibilidad de obtener ingresos. Gracias a este cambio de mentalidad y actitud, se ve otros ojos la labor que esta comunidad ha desempeñado trabajando con los desechos de los demás. Ahora ya no se les trata de basuriegos, sino de recicladores, reconociendo que ejercen una actividad de utilidad social. Pero este reconocimiento no se da en todas las esferas de la sociedad, tratándose del cambio de postura de algunas entidades y grupos que distan mucho de significar una actitud general del Estado y sus asociados. Lo peor es que entre los mismos trabajadores de las basuras, existen distintas valoraciones de su propio quehacer, desde las más despectivas hasta quienes reivindican su labor como altamente importante para la sociedad moderna.

En el país existen programas de reciclaje, cooperativas y precooperativas en proceso de formación, sin embargo, el número de afiliados es todavía pequeño, aunque puede decirse que la organización de los recicladores ha logrado consolidarse en los últimos años y se encuentra en proceso de expansión, por otra parte, existen recuperadores independientes, de los cuales algunos desarrollan su labor desorganizadamente y sin objetivos planificados, dedicándose sencillamente a recuperar de las basuras lo que consideran de valor, desechando el resto del contenido de bolsas y canecas, generalmente sin tener el cuidado de disponer los desperdicios de la forma más conveniente tanto por estética como para la conservación del medio ambiente

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